Por María Peralta. Abogada.
En el ámbito de la organización de eventos, el contrato de mandato es una herramienta legal muy utilizada, especialmente cuando intervienen diversas partes, como empresas gestoras, proveedores y clientes. Este tipo de contrato puede ser fundamental para la correcta organización de un evento, pero también es fuente de posibles conflictos legales, sobre todo en lo que respecta a la identificación correcta de las partes en caso de reclamaciones judiciales.
¿Qué es el contrato de mandato?
El contrato de mandato es un acuerdo por el cual una parte (el mandatario) actúa en nombre de otra (el mandante) para llevar a cabo ciertos negocios o tareas. En el sector de los eventos, es frecuente entre empresas gestoras de espacios y propietarios de los mismos, así como entre wedding planners y parejas.
El riesgo procesal: falta de legitimación activa
Uno de los principales riesgos derivados de este tipo de contrato es la identificación incorrecta de la parte demandada, lo que puede dar lugar a una excepción procesal de falta de legitimación activa. Esta excepción se presenta cuando el demandante no está legitimado para presentar la demanda debido a una identificación errónea del responsable, lo que puede llevar a que la demanda sea inadmitida.
Ejemplo práctico: el contrato de mandato en acción
Supongamos el siguiente caso: una pareja contrata el arrendamiento de un espacio con una empresa organizadora de eventos, que gestiona el espacio en exclusiva. Menos de un mes antes de la boda, la empresa decide cancelar el evento o modificar sustancialmente las condiciones del contrato. La pareja tiene derecho a reclamar daños morales y la pérdida de cantidades abonadas a proveedores que no pudieron utilizar en el nuevo espacio. Sin embargo, si se pretende demandar a la empresa gestora que actúa en nombre del propietario del espacio, la demanda podría ser rechazada por falta de legitimación activa, ya que la parte demandada debe ser el propietario, no la empresa gestora, al hallarnos ante una excepción expresa de esta responsabilidad, al tratarse de bienes propios del mandante.
¿Cómo evitar la excepción de falta de legitimación?
Para evitar este tipo de obstáculos, es fundamental analizar quién actúa en nombre de quién y por qué.
1. Si el mandatario actúa en su propio nombre
Cuando el mandatario actúa como si el negocio fuera suyo, será responsable directamente ante las partes con las que ha contratado, salvo que se trate de bienes o servicios propios del mandante.
2. Si el mandatario actúa en nombre del mandante
Si el mandatario actúa en nombre del mandante, será este quien asuma la responsabilidad, salvo que haya excedido sus facultades o exista un acuerdo en contrario.
Errores comunes a evitar
- No especificar quién es el mandante y quién es el mandatario: Es esencial dejar claro en el contrato si se actúa en nombre propio o como representante.
- No aclarar el papel del mandatario: Si no se deja claro que se actúa como representante, se pueden generar problemas en el proceso judicial.
Conclusión
El contrato de mandato es clave en la organización de eventos, pero su correcta redacción es fundamental para evitar errores procesales. La identificación adecuada de las partes es esencial para prevenir la excepción de falta de legitimación activa y asegurar que las demandas sean admitidas correctamente.
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